Aquella mañana había que ver los géiseres en acción y emprendimos el camino en un todoterreno a las tres de
A la tarde se hace difícil hablar de todo esto; las impresiones están demasiado cerca, hay un dulce cansancio en nosotros, el sol, la arena en la cara, el sueño (hoy apenas pudimos dormir, alguna perra en celo y toda su cohorte merodearon ladrando toda la noche por los alrededores de la tienda). Es excesivo andar colocando epítetos uno detrás de otro para relatar las experiencias de estos últimos días.
Nada de calor en el desierto, un frío del carajo. Esta madrugada a las siete de la mañana el termómetro marcaba quince grados bajo cero; estábamos a
De nuestros compañeros de viaje más anécdotas: hemos vuelto a encontrarnos en las calle de pueblo con la pareja de Hong-Kong que vimos por primera vez en Patagonia hace un mes. Tratamos con un austriaco y con un israelita, y a última hora con una pareja del País Vasco. A Ricardo y Yolanda les "da pena" un viajero francés que "está en el camping ¡con el frío que hace por la noche!, y que bebe agua de la llave y se va andando cuatro horas para ver el salar a pesar de estar delgadísimo". Estos vascos parecían venir de otro planeta. El israelita viaja solo desde hace diez meses; aterrizó sin saber una palabra de castellano y ahora habla y se entiende con todo el mundo de una manera envidiable; cuando se me acabe el dinero, dice —Eres se llama—, me voy a California. Allí trabajará y ahorrará para comprarse una moto y seguir viajando por tiempo indefinido. Ayer encontramos una pareja de israelitas que hacen América en moto, hijo y padre, respectivamente, cada uno viaja en una máquina diferente. Muy bonito, decía Eres.
Arica
Despertando mecido, perezoso, con el cuerpo como salido de una sesión de baños termales, navegando todavía entre el sueño y esa claridad opaca que empieza a vestir el día, uno se pregunta si consistirá en esto la felicidad (ese concepto tan anatemizado por los espíritus fuertes, tan burgués). Me siento reconciliado con el mundo, cuando amanece me siento como poseído de algunas de las claves de vida; la mirada vaga sobre las extensiones de arena acariciándola; la mañana, que no es especialmente hermosa, ofrece la posibilidad de quedarse sentado frente a ella a contemplarla distraídamente desde el fluir lento de los pensamientos y la bonanza corporal como si la hora fuera pura ganga, puro oasis, puro crepúsculo de campo apacible y laureado.
En Arica sigue un día de relajación y lectura frente a la catedral que diseñó Eiffel. He comenzado el Viaje del Beagle de Darwin; le comentaba a
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